Thomas Glass y sus colegas de la Universidad de Oklahoma (EEUU) publicaron hace poco un estudio en la revista General Dentristry que demostraba que los instrumentos de viento, tanto de latón como de madera, están contaminados con una gran variedad de bacterias y hongos, muchos de los cuales se asocian a enfermedades infecciosas y alérgicas, así como al desarrollo de asma.
Los científicos analizaron 117 partes distintas (boquillas, cámaras internas...) de 13 instrumentos diferentes (clarinetes, saxofones, trompetas, cornetas...) pertenecientes a chicos y chicas de una banda musical escolar. Los datos revelan que seis de ellos habían sido tocados una semana anterior a la realización el ensayo, mientras que siete no habían sido empleados en cerca de un mes. El estudio reveló que los instrumentos tenían 442 bacterias diferentes, principalmente del género de los estafilococos, además de 58 hongos y 19 levaduras. La única forma de evitar que se transmitan de unos músicos a otros es limpiarlos a fondo (y no sólo la boquilla) tras cada uso, aseguran los expertos.