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9/6/11
El “petting”, una práctica sexual que suma cada vez más seguidores
¿Es algo nuevo el “petting”? En realidad no, aunque antes no se lo nombraba así (“franeleo” era quizás su versión más extendida). Aquí está permitido todo menos el coito, y puede llevar a una relación sexual igualmente satisfactoria sin el riesgo del embarazo.
“Con este tipo de prácticas, se va descubriendo la cartografía sexual del otro, las zonas erógenas y aparece la erotización psíquica”, explica la psicoanalista y artista plástica Gabriela Goldstein.
“El deseo sexual se puede activar con prácticas como el ‘petting’, que ayuda a trabajar la confianza en uno mismo y en el otro. Si este tipo de juego apunta a un conocimiento del cuerpo del otro, va por buen camino”, continúa Goldstein.
El “petting” es una práctica muy usual entre los jóvenes que recién empiezan a tener relaciones y a experimentar la sexualidad como adultos (ver Elección...). Pero no son los únicos.
Desde la aparición del psicoanálisis, se sabe que el ser humano está atravesado por la sexualidad desde que nace hasta que muere. Y ésta, por el deseo. Para que el deseo se mantenga activo en parejas que llevan muchos años juntas, el “petting” puede ayudar a reencontrarse y volver a descubrirse.
Películas como “40 días y 40 noches” hablan de estas experiencias y de la necesidad de jugar hasta llegar al punto máximo del deseo que existe antes del coito. “Si no lo reemplazan, estas formas de acercamiento más amplias enriquecen el vínculo afectivo”, sigue Goldstein.
Sin embargo, el “petting” puede tener algunas contras. Hay parejas que se acostumbran tanto –por ejemplo, a alcanzar el orgasmo sólo con la masturbación o el sexo oral– que después les cuesta mucho alcanzar el placer con la penetración. Para evitar esta “distancia nueva” la clave está en utilizarlo sólo como un recurso más dentro de la variedad de opciones en la pareja.
“Prácticas como el ‘petting’ ya se realizaban en el zaguán como una forma de acercamiento y de expresión de la sexualidad. El problema es que hoy existe una gran dificultad de apego con el otro y la intimidad en la piel no basta para conocer su intimidad”, expone Cristina Tania Fridman, socióloga, especialista en educación sexual y profesora en la Universidad Abierta Interamericana.
“El ‘petting’ es una vuelta a una forma de sexualidad. Acerca de manera pausada a la sexualidad sin ir directamente al coito, como es habitual hoy”, aclara Goldstein. Y agrega: “Hay placeres que rodean al acto sexual que permiten llegar a una erotización y alcanzar la ternura, la fantasía”.
El problema que existe en la actualidad, según Fridman, es que “el autoerotismo no está legitimado y las prácticas sociales son muy impuestas. Por lo que este altruismo egoísta genera tensión en la pareja y en el deseo propio”. En los tiempos que corren, todo es más rápido: “Hay mucha sociabilización, pero menos comunicación y una enorme dificultad de apego con el otro. Entonces, los sentimientos de erotismo terminan siendo especulares”.
Los juegos del deseo como el “petting” permiten despertar la sexualidad dormida y, en términos psicoanáliticos, se disfruta mucho cuando se rompen las represiones inconscientes. Para Goldstein:
“El deseo en todas sus manifestaciones nos hace sentir vivos. Genera esa tensión vital que te mantiene en movimiento y cuando se satisface, vuelve a renacer. El cuerpo despierto también activa el deseo por la vida”.
http://www.clarin.com/sociedad/petting-practica-sexual-suma-seguidores_0_496150559.html