Nadar una milla para llegar a la escuela. Ese era el reto diario que afrontaban decenas de niños del pueblo
filipino de Layag-Layag. Pero cuando su historia salió a flote en Facebook su vida dio un giro inesperado en menos de una semana gracias a una colecta de internautas: hoy los chicos van al colegio en un barco.
Durante varios años los niños en edad escolar de Layag-Layag, donde residen alrededor de 200 familias, no tenían ningún medio de transporte para ir al colegio. Con sus libros en la cabeza, tenían que cruzar el río para poder asistir a las clases. Llegaban mojados, escuchaban las lecciones y volvían a casa nadando.
Hace unos meses, un voluntario de un pueblo vecino compartió esta historia con el internauta Jay Jaboneta durante una reunión de blogueros. El joven quedó tan impactado que lo primero que hizo al volver a casa fue publicar esta historia en su muro de Facebook, la popular comunidad de Internet. Sin demasiadas esperanzas, Jay pidió a los “amigos generosos” que ayudaran a construir una lancha para los chicos. Casi al instante sus contactos en la red social emprendieron una campaña de recaudación de fondos.
En menos de una semana Jay recolectó 1.600 dólares. “Jamás habría podido imaginar que con un solo estatus en facebook se pudieran reunir casi 2000 dólares en una sola semana”, confesó Jay a RT. “Esto nos bastó para construir un bote”, añadió. El nuevo medio del transporte, que es color amarillo y fue apodado “Nueva esperanza”, no sólo es útil a los escolares, sino también a los pescadores del pueblo que se encargan de trasladar a los alumnos hasta colegio y de cubrir los gastos de gasolina
/issue_25247.htmlInspirado por el desenlace de la historia, Jay Jaboneta ya no piensa parar. Apoyado por sus amigos, lanzó una nueva campaña para ayudar a los niños que están en una situación similar en el pueblo de Masbate. No lo ve como una hazaña, sino como una simple muestra de lo fuerte que puede llegar a ser una persona en su deseo por ayudar al prójimo.
“Los verdaderos héroes de esta historia son los niños del pueblo Layag-Layag que todos los días cruzaban el río sólo para poder estudiar. Las historias de niños que se saltan las clases para poder ir a nadar parecen más verdaderas, pero aquellos chicos nadaban exclusivamente para ir a la escuela”, dice.
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