Hace 111 años nació la primera hamburguesa en Estados Unidos. La comida rápida que por encima de cualquier otra se asocia con el Nuevo Mundo ha tenido un gran éxito y además sirve de material para experimentos y competiciones y nunca ha podido ser sustituida por algo que se coma igual de rápido y sin ensuciar las manos.
El nombre no es casual y proviene de la ciudad de Hamburgo en Alemania. Los inmigrantes alemanes introdujeron en las nuevas tierras un innovador plato llamado “filete estadounidense al estilo Hamburgo” ya en el siglo XIX.
Pero tuveron que pasar muchos más años antes de que la hamburguesa se convirtiera en lo que es ahora: un filete de carne picada entre dos panes y con una hoja de lechuga u otros vegetales. El primero al que se le atribuye este diseño es un cocinero estadounidense, Louis Lessing, que creó el nuevo plato el 27 de julio de 1900 en New Heaven. Desde entonces esa comida pasó a ser el símbolo de la gastronomía estadounidense.
En la Feria Mundial de San Luis las hamburguesas se hicieron muy populares. Sin embargo la gente siguió prefiriendo a lo largo de 30 años la pizza y el pollo frito.
Pero llegó 1930 y las hamburguesas se hicieron conocidas y deseadas después de que el Walter Anderson fundara la primera red de cafés donde servían este plato.
Más tarde el precio de esta comida se redujo, lo que la hizo aún más atractiva. El 15 de mayo de 1940 los hermanos Dick y Mac McDonald abrieron el primer restaurante McDonald's en California, sobre la mítica Ruta 66. Desde entonces las hamburguesas se hicieron conocidas por todo el mundo.
En el comienzo de los años 30 un científico estadounidense, Jesse Francis McClendon, realizó un experimento manteniendo a un estudiante comiendo solo hamburguesas y bebiendo agua durante 13 semanas. El bioquímico logró probar así que, según sus mediciones, esta dieta no hace ningún mal al organismo humano.
La mayor hamburguesa se hizo el 3 de septiembre de 2010 en Serbia. Contenía un filete de 51 kilogramos de carne picada y 29 kilogramos de pan.