2/9/11

De la Cuadra (44) tiene una colección de mil envases de la gaseosa más famosa.

http://www.clarin.com/sociedad/HERENCIA-PATERNA-REGALO-PASION-COLECCIONISMO_CLAIMA20110902_0114_23.jpgUn mueble que llega casi hasta el techo repleto de piezas vinculadas a la Coca-Cola recibe al visitante en la casa de Jorge, quien es uno de los mayores coleccionistas de artículos de esta marca en el país. Una recorrida por su casa permite descubrir la historia de la bebida a través de los miles de objetos que el aficionado juntó durante más de diez años. “Destapá felicidad”, dice el eslogan publicitario, y así lo siente Jorge cada vez que consigue una botella para sumarla a las más de mil que tiene en su casa de Parque Patricios, parte de una colección con un total de 3.000 piezas. “Si bien soy coleccionista de todo tipo de artículos, nacionales o extranjeros, me especializo en botellas argentinas de edición limitada”, asegura. En el fondo se observa la botella más argentina de todas: una con sabor a yerba mate. El padre, que juega un papel muy importante en esta historia, le transmitió el amor por el coleccionismo. El coleccionaba monedas y billetes y fue quien le regaló el primer artículo para que comenzara con su recopilación: un cajoncito de Coca-Cola con seis botellitas en miniatura, que aún hoy conserva. “Lo que busco en las botellas es que sean originales. Uno siempre quiere tener algo invaluable desde el sentimiento. Algo que no lo tenga nadie”, afirma con una botella en la mano que se la quisieron comprar por tres mil dólares y no aceptó. De la Cuadra, de 44 años y socio fundador del Club Argentino de Coleccionistas de Cerveza y Gaseosas, hace poco más de diez años que se dedica de forma conciente a coleccionar estos objetos, ya que antes lo hacía como amateur, es decir, sin pagar para conseguir las piezas. Su pasión por la colección lo llevó a discutir con otras personas que opinan que un coleccionista, además de tener y conseguir piezas nuevas para su reducto personal, debe ocuparse de conocer hasta el más mínimo detalle de su origen o del motivo de su creación. Es decir, que si no sabe todo de lo que tiene, es simplemente un “juntacosas”. Pero Jorge solamente lo hace por diversión, y el Diccionario de la Real Academia Española lo avala: define al coleccionista como la persona que reúne o junta cosas de una misma especie o clase, ya sea por curiosidad, utilidad o placer. Muchas son las historias reales y las leyendas que han dado la vuelta al mundo relacionadas con la gaseosa más famosa. Por culpa de su diseñador, se imagina a Papá Noel con traje rojo, barba blanca y mejillas rosadas, ya que así apareció por primera vez en un dibujo del ilustrador Haddon Sundblom creado para la bebida en la Navidad de 1931. O que si algún antepasado nuestro hubiese comprado una sola de las acciones de la compañía en 1892, cuyo valor nominativo era de 100 dólares, hoy habríamos heredado 2.000 millones de dólares por esa sola acción. Aunque sin dudas el mito mayor surge a la hora de la fórmula secreta: se dice que sólo dos personas conocen la receta. Sin embargo, De la Cuadra exclama: “Yo la conozco y la tengo”. Habrá que sumar a un tercero entonces aunque, claro, no suelta ningún detalle que destruya el misterio. Para Jorge, este champán oscuro y sin alcohol forma parte de su vida cotidiana: fue la primera palabra que dijo su hijo después de mamá y papá y lo llevó a España para recibir un premio por su colección. “No tengo una respuesta definitiva ni demasiado inteligente del porqué colecciono cosas de esta marca. Como dice un queridísimo amigo italiano, lo hago perche mi piace. Ojalá todos podamos hacer algo, cualquier cosa (lícita, se entiende), simplemente porque nos gusta. Brindo por eso, con Coca-Cola”.