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Opinion: SALADILLO :La inseguridad nuestra de cada día

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DIARIO LA MAÑANA// A niveles alarmantes alcanza la inseguridad que por estos días se vive en Saladillo. Robos, hurtos, hechos de vandalismos, destrozos y otros hechos similares son ya moneda corriente, sin que aparezca en el horizonte una acción o medida que pueda detenerlos. Comercios, viviendas particulares, transeúntes y vehículos, son atacados diariamente por malvivientes que parecen no tener freno en su afán delictivo. Atinado es el término “sensación” de inseguridad para abarcar el fenómeno, porque todos los ciudadanos se sienten vacilantes ante la firme posibilidad de que el próximo elegido puede ser cualquiera. La “sensación” significa un estado de ánimo alterado, sin paz, temeroso y extremadamente meticuloso con las medidas de seguridad. Ello conlleva una pérdida en la calidad de vida, la pérdida de una serenidad que se sufre cotidianamente. Por supuesto que hay solución para el flagelo y algunas de ellas tienen que ver con poseer herramientas adecuadas, entre ellas las cámaras de seguridad y suficientes móviles policiales para la prevención del delito. Pues bien, hace unos meses el municipio contrató una empresa que colocó alrededor de 16 cámaras en puntos estratégicos. Ninguna de ellas funciona a la fecha. Para que el sistema comience a funcionar, hay que desalojar a la Secretaría de Deportes del edificio ECOP donde operará el centro de monitoreo tema que se viene dilatando en el tiempo. Sin centro de monitoreo permanente, el sistema de videovigilancia no sirve. El Foro de Seguridad, representado fundamentalmente por Daniel Fernández y Raúl Ragone, viene reclamando por las cámaras desde hace tiempo. De hecho, el Foro fue uno de los pioneros en el tema. El asunto está en manos del secretario de Gobierno, Mario Buezas, que viene anunciando el «inminente» funcionamiento de las cámaras desde hace tiempo. “Tenemos los 8 patrulleros, sólo falta equiparlos”, anunció el mismo Buezas a mediados del año pasado. Se trata de ocho camionetas Ford Ranger que estarán distribuidas entre la patrulla urbana y rural. Incluso, una de ellas será de uso exclusivo por la Policía y el Municipio para el control de la nocturnidad. “Las unidades móviles ya están en nuestro poder y estamos esperando que sean equipadas (por el Ministerio de Seguridad). Hay una demora en lo que respecta al ploteo, el blindaje y el equipamiento” afirmó. No es lógico la demora de más de seis meses en el “equipamiento” de los móviles, menos en épocas que la inseguridad asola a los ciudadanos. Ni cámaras ni patrulleros garantizan por sí solos una seguridad completa, pero está demostrado que pueden ser herramientas eficaces a la hora de prevenir delitos o de esclarecer los mismos. Mientras tanto, el ciudadano común ruega para que no sea la próxima víctima.