Nació en Nápoles y, gracias a las redes sociales, se fue extendiendo a otros países, hasta convertirse en furor en México y en una España sumida en la crisis. A fines de marzo llegó a Argentina, pero fue recién hace una semana cuando se multiplicaron los espacios adheridos. Se trata del “Café Pendiente”, una iniciativa solidaria para darle algo caliente de tomar a quienes no tienen recursos para costearlo.
¿Cómo funciona?
Cada cliente que ingrese a un lugar adherido, podrá consumir su café y dejar pago otro para quien lo necesite. En cualquier otro momento, personas que viven en situación de pobreza o de calle pueden preguntar si hay un café pendiente y, en caso de haberlo, pueden pedir uno. Algunos bares incluso ofrecen comida a su propio costo.
La lista actualizada de lugares que participan de la propuesta está disponible en la página que tiene el proyecto local en Facebook, la cual ya tiene más de 11.000 fans. Además, también se entregará en comedores, iglesias y hospitales.
Por el momento, cuentan con esta opción más de 30 bares en distintos puntos del país, entre ellos Santa Fe, Rosario, Córdoba, Río Cuarto y Ciudad de Buenos Aires.
La idea surgió en 2008, inspirada en un cuento del famoso escritor italiano Tonino Guerra, que habla del “caffe sospenso” en la ciudad de Nápoles. Una ficción que terminó convirtiéndose en realidad.