En los últimos días del mes de mayo de 2013, se han ventilado dos hechos de distinta trascendencia a nivel nacional y de los medios de comunicación. De su comparación surge la correspondiente importancia brindada a cada uno y también, por que no decirlo, la manera como la sociedad valoriza procederes y comportamientos, entendiendo de modo especial, la vida y su protección en medio del fragor de esta alocada existencia donde se entroniza el pragmatismo y la superficialidad.
En Villa General Belgrano, Dpto. Calamuchita, Provincia de Córdoba, vivía en el seno de una familia del lugar,
un mono Carajá que la Policía Caminera provincial procedió a secuestrar cumpliendo con la normativa en la materia que prohíbe la tenencia de monos como mascotas.
En poco más de setenta y dos horas el diferendo llegó a los estrados judiciales por la vía de un recurso de amparo cuya procedencia no se discute, en especial, cuando se analiza la historia del animal, la manera como se produce su desarraigo y el modo en que los tenedores lo admitieron en el grupo familiar.
Al margen de lo expuesto, es muy cierta y debe contemplarse, la cuestión legal sobre los animales cuyos perfiles son compatibles con el de las mascotas, y en ningún caso prevée el ingreso, a la misma, de los monos por tratarse de animales salvajes.
Con buen criterio todos aceptaron las recomendaciones de los organismos pertinentes y hoy el monito carajá se encuentra muy cómodo, con sus congéneres en una reservación serrana.
Mientras tanto, transcurrieron diez días en que el mono fue noticia y muchos grandes titulares en la provincia y en la nación se ocuparon de él.
El otro hecho ocurre en la zona de Juan José Castelli, provincia del Chaco, donde en un corte de ruta motivado por el desapoderamiento de territorios pertenecientes a la comunidad Qom, uno de sus integrantes pierde la vida por el accionar policial que violentamente reprimió a los manifestantes, como ya lo hiciera, tiempo atrás, en otras circunstancias similares.
Los dos sucesos tienen su origen en el Chaco en el primero matan a la madre para apoderarse de las crías y así venderlas con el riesgo de acelerar la desaparición de especies en vías de extinción y en el segundo, mucho más patético, el propósito es usurpar territorios ancestralmente pertenecientes a las comunidades originarias con el fin de extender la frontera agrícola para sojizar, aún más, el territorio nacional.
Los Qom han ofrecido, desde hace años, una resistencia pacífica sin precedentes frente a las arremetidas de los grandes y muchos intereses económicos ávidos por encontrar mayores fuentes de ingresos en desmedro de poblados que encontraban en el medio natural las múltiples fuentes de sobrevivencia no solo para su sustento sino también para abrigo, cobijo, vestido, medicina, etc.
Al batallar de las comunidades originarias, la “sociedad organizada” a través de sus fuerzas de seguridad, le ha propinado una feroz represión único argumento típico de la sinrazón. Las balas de goma y de las otras, los machetazos, los golpes, los puntapiés, los gases lacrimógenos, los aportaron las policías; los Qom pusieron los muertos, los heridos, la sangre derramada, las laceraciones de hombres, mujeres y niños indefensos cuyo pecado ha sido defender lo propio, su hábitat, aquello que desde siempre les ha pertenecido y con lo cual, a través de los años, han vivido en armonía.
Para los medios de información los Qom, al igual que otros tantos pueblos originarios, fueron noticia cuando la represión cobraba víctimas inocentes y ésta permanencia en pantalla no fue más allá de las veinticuatro horas, lo que contrasta con el tiempo y la preocupación deparada al carajá de Villa Gral. Belgrano al que le brindaron extensos comentarios en especial si la comparamos con el espacio dedicado a nuestro hermano caído en Castelli, pcia. Del Chaco.
Se me viene, a la memoria: ¿Cuál es el valor del Hombre? y ¿Cuál es el valor del mono? en la consideración de nuestro tiempo.
Sinceramente estimo que la sociedad ha subvertido los valores y ha regresado en el tiempo al momento en que aquél “piteco cuadrúpedo” se transformó en ”lucy”, la de la caverna africana o en el “neandertalensis”.
Da mucha pena pensar en el desapego que se tiene por la vida en especial, cuando hay intereses de por medio y una corporación política ávida a embanderarse con el poder económico, aunque en ello le vaya la vida a las personas y a los pueblos olvidados de nuestro territorio.
Carlos A. Seara
Geólogo