La empresa de embotellamiento O-I y la productora de corcho Amorim decidieron producir un tapón de corcho a rosca, bautizado Helix.
De acuerdo a esas compañías, los sondeos muestran que el 94% de los consumidores en Estados Unidos y el 90% en Francia prefieren los tapones de corcho.
Según informa la BBC, el nuevo tapón es similar al que ya se usa para botellas de whisky o sherry, pero sin un remate superior de plástico. Para abrir el Helix no se requiere un sacacorchos, sino que basta apenas un giro con la mano.
Eric Bouts, director ejecutivo de O-I asegura que el corcho a rosca
está destinado al mercado de vinos de entre u$s8 y u$s15.
Los fabricantes del Helix señalan que el tapón estará en las tiendas europeas en los próximos dos años, y esperan que conquiste al público en China, que arrebató al Reino Unido el quinto lugar en los mercados de vino a nivel global.
La tradición es fundamental para los consumidores en el país asiático, que importa el 48% de su vino desde Francia.
Y la preferencia no es sólo de los consumidores. Algunas de las organizaciones regionales de clasificación de vino han prohibido a las bodegas utilizar tapas a rosca.
Lo que está en juego no es solo la calidad del vino, sino su carácter y una tradición casi romántica, según el crítico Jay Rayner, del periódico británico The Observer.
Cuanto más dinero gaste un consumidor en una botella de vino, más rituales querrá asociar a su consumo. Y ello incluye tapones de corcho, según Rayner.
"Si yo fuera a gastar entre u$s60 u u$s80 en una botella de Pomerol o St Emilion sentiría que me están robando si pudiera abrir mi vino como si se tratara de una Coca-Cola. El 'crack' de una tapa a rosca no es lo mismo que el 'pop' de un tapón a corcho".
Y el corcho tiene otra ventaja. Crece en los árboles por lo que respeta un mantra entre los amantes del vino: no hay dos botellas que sean exactamente iguales. Los franceses usan el término "terroir" para resumir esta referencia casi espiritual a una identidad asociada a un lugar geográfico único.
Una tapa de metal garantiza consistencia y uniformidad. Pero para los tradicionalistas, jamás ofrecerá el placer de percibir el aroma de un corcho fragante empapado de vino.