Aunque pensemos que la juventud es eterna, la dura realidad nos dice lo contrario. Pero nada es de un día para otro. Son las pequeñas cosas, los detalles cotidianos, ciertas actitudes que vamos asumiendo las que reflejan que indiscutiblemente ya no somos tan jóvenes, que los 20’s / 30’s se acercan a su final y que cada vez comprendemos mejor a nuestros padres.
Aquí 10 señales con las que demuestran que la juventud se está agotando:
1. Te llaman ‘señor’
Suena simple, pero no lo es.
Cuando un desconocido se refiere a ti, ya no como ‘joven’, ‘amigo’, ‘señorito’ (gracias a todos los cielos que ya no te dirán así), sino como Señor, simple y llanamente, es entonces cuando el umbral de la adultez está sobre ti y, al poco tiempo, ya no habrá vuelta atrás. Quizás la prueba más sincera son los niños, ellos nunca mienten y te dirán lo que creen que eres, y si te ven como una figura de autoridad, probablemente ya no seas tan joven como creías ser.
2. Eres un copiloto insoportable
Seguro cuando recién aprendiste a conducir te parecía una tortura tener a uno de tus padres en el asiento del copiloto alterados ante cualquier acción que hacía o dejabas de hacer (frases gritadas como: ¡frena! ¡Pon la señal de cruce! ¡Cuidado con el carro, con la moto, con el peatón, con el otro carro! ¡Frena! ¡FRENA! Estarán siempre en nuestra memoria).
Pero ahora basta que te toque ser el copiloto en el auto de un amigo/a que no maneja con mucha prudencia. Tu mano no se soltará del agarrador y estarás tan alterado que no podrás evitar imponerle indicaciones al conductor, como si se tratase de tu propio hijo. Y te despreciarán un poco por eso.
3. Presencia de los ‘Nuncas’
Cuando eras realmente joven nunca sentías molestia por nada, nunca te había dado acidez, nunca habías tenido necesidad de comer más fibra, nunca te habías percatado de un dolor corporal agudo, nunca te habías preocupado por la dieta, nunca, nunca, nunca….
4. Prestas atención a las noticias… todos los días
Las noticias eran lo que comentaban nuestros padres, su lectura diaria del periódico, lo que hablaban los adultos… Es decir, lo que menos nos importaba. Pero, de un tiempo para acá, no hay día que pase que no compres el periódico, que sintonices la estación de radio noticiosa, que antes de dormir pongas la emisión estelar. Y, sí, cada vez hablas más con tu amigos sobre la actualidad política.
5. Ahora eres selectivo con las bebidas alcohólicas
Antes no importaba si era una botella llamada “Botella de (inserte el nombre del licor de tu preferencia)”, mientras fuera lo más barato y que te diera una borrachera de las buenas en poco tiempo. Ron, vodka, canelita o anís, cualquiera era bienvenida. … todo ha cambiado. Ahora ya sabes qué marca le “cae mejor” a tu organismo. Qué licor no puedes –ni siquiera- oler. Que lo barato sale caro sobre todo por los analgésicos que debes comprar al día siguiente para el dolor de cabeza. Y eso de mezclar Coca-Cola o con Whisky es un verdadero sacrilegio.
6. No toleras las resacas ni las trasnochadas
Relacionado con el punto anterior: nos damos cuenta que ya no somos ‘inmunes’ a los excesos de las bebidas alcohólicas y los desvelos festivos. Ahora beber y abusar sólo un poco implica pasar un día siguiente infernal en la oficina (porque ya tenemos trabajos y/o serios donde no es tolerable faltar por una resaca). Así que, ante un evento entre semana, o nos tomamos un solo trago y nos vamos a casa, o simplemente nos quedamos en casa.
7. Esperamos el fin de semana para… descansar
Luego de una semana pesada en el trabajo llega el viernes en la noche y lo único que pensamos es… ¡dormir! ¿Discotecas, fiestas, salidas hasta el amanecer? Quizás el próximo fin de semana, “ahora sólo quiero aprovechar y descansar de verdad”. La cama, el televisor y una buena película/serie de tv es la opción más tentadora antes de cualquier tipo de fiesta.
8. Toda la nueva música ‘de moda’ te parece insoportable
Atrás quedaron los días en que sintonizabas todos los días la estación de radio juvenil. Ahora la música de las generaciones más jóvenes te parece tan mala, tan vacía, tan producto prefabricado. Cuando tú veías Mtv “era otra cosa”. Claro, ¿pero no se te ocurre que el que es ahora otra cosa eres tú?
Sin darte cuenta eres el target de las radios musicales ‘adulto contemporáneo’. Cuando empezamos a sentir nostalgia por la música de nuestro pasado es porque los años no han pasado en vano.
9. Te quejas por la inflación en el supermercado
O deberíamos comenzar: ahora vas solo al supermercado, seleccionas la comida según tus preferencias pero también según tu economía. Ahora entiendes muy bien cuando tu madre o tu padre no te dejaban meter todas golosinas importadas y costosas al carrito cuando eras niño. La madurez es costosa.
10. Volviste a “picar una torta” en tus cumpleaños
A los 18 años era inaceptable que, mientras celebrabas tu cumpleaños con tus amigos, tus padres interrumpieran todo para cantar cumpleaños feliz y soplar las velas. Eso quedó en los tiempos de la infancia. Pero llegan los 20’s, pasas los 25’s, y poco a poco vas retomando las viejas costumbres con más sobriedad, con más “madurez”. De la discoteca pasamos a una cena en tu restaurante favorito entre familiares y amigos cercanos, una botella de vino y un fino postre para cantar cumpleaños. Bienvenido a la adultez.