Estupor. Conmoción. Necesidad de comprender; de encontrar respuestas a lo inexplicable. El ataque a una embarazada indefensa sensibiliza a la sociedad de una manera especial y es mayor el impacto cuando, como en el caso ocurrido en Berisso esta semana o en el resonante hecho que sufrió Carolina Piparo, la agredida pierde a su bebé.
Ante esa necesidad de respuestas, sobre todo cuando hechos como éstos se reiteran (ver Antecedentes), los especialistas ponen bajo la lupa los resortes de uno de los delitos que genera una mayor condena social por lo que representa para la comunidad la figura de madre e hijo, “que forman una representación que la sociedad valora de manera muy jerarquizada, acercándola a lo sagrado”, según destaca el psiquiatra Jorge Folino, director de la Maestría en Salud Mental Aplicada a lo Forense de la
UNLP.
Indagar en las causas de estos comportamientos implica tener en cuenta varios factores, destaca por su parte Pedro Gargoloff, psiquiatra platense miembro de la Red Comunicacional de la Asociación Mundial de Psiquiatría.
Hay factores de contexto que pueden favorecer la comisión de un delito de estas características, pero que no son necesariamente determinantes. El consumo de drogas, por caso, que desinhibe y puede contribuir a la aparición de conductas de violencia extrema.
La marginalidad y las carencias de la red social primaria (familia) y el sistema educativo, incapaces de detectar y dar contención a adolescentes con problemas, es otro de los factores considerados de contexto, que no son determinantes de la conducta extrema, pero dadas otras circunstancias las pueden favorecer.
¿Qué otras circunstancias?: La que Gargoloff considera fundamental es la existencia de una personalidad psicopática, en la que el ejecutor del acto delictivo se caracteriza por poseer una profunda desvalorización de la vida o del sufrimiento del otro. Dueño de un egocentrismo extremo, ve a la víctima sólo como un medio para conseguir un objetivo. Un medio que se transforma en un obstáculo a eliminar si se ve amenazada la consecución de ese fin perseguido (en este caso el robo) o la seguridad personal del que delinque.
El psicólogo Leopoldo Mancinelli aporta otro elemento a tener en cuenta en este contexto: la proliferación de las armas, la naturalización de su uso (por caso, el joven detenido por el ataque a Vidal Borda tenía un perfil de Facebook al que subía fotos en las que se lo ve armado) y la fascinación que ejercen sobre algunas personas.