La expectativa era importante, y es así como una vez iniciada la subasta los ocho lotes de vinos de alta gama de la Argentina y el mundo rematados el martes por la noche en Saráchaga fueron vendidos en menos de diez minutos. De esa forma, quedó inaugurada la propuesta de incluir vinos premium dentro de las subastas de arte, una iniciativa cuya próxima cita será en noviembre.
"Confirmamos que hay un interés genuino en la adquisición de vino muy caro -comentó a LA NACION Juan Nelson, asesor de la tradicional casa de remates de Recoleta-. Se vendieron todas las botellas, lo que es un signo claro de que el consumidor argentino está preparado para este consumo."
Por su parte, Ana Saráchaga, asesora de la casa que lleva su apellido, comentó: "Seguiremos adelante con el proyecto: queremos instalar
esta modalidad de venta de vino en la Argentina. Habrá un segundo remate en noviembre con más etiquetas extranjeras y también locales".
Los vinos subastados anteayer procedían de la cava privada de un coleccionista, de la que se pusieron a la venta botellas que actualmente no se consiguen en la Argentina. El lote que mayor precio de venta obtuvo fue un Petrus 1988, proveniente de la región francesa de Pomerol, que, con una base de $ 12.000 fue subastado en $ 15.000. Pero la mejor performance fue la del último lote de la velada, que incluía seis botellas del aristocrático Royal Tokaji Aszu, de origen húngaro, que a partir de un precio base de $ 4200 alcanzó los $ 8000.
Quienes también tuvieron una muy interesante performance fueron los vinos argentinos que formaron parte del remate: los Catena Zapata Estiba Reservada 1993 y 1994 subastados se vendieron a $ 8300 y 8000, respectivamente, partiendo de $ 6400 y 5600. Por último, el lote integrado por dos botellas de Angélica Zapata Malbec Alta 1996 comenzó la subasta a $ 6500 y se vendió a $ 8500. "Estamos muy orgullosos con la performance de los vinos de Catena Zapata -dijo Nelson-. Se trata genuinamente de vinos de las grandes ligas."
La lista de vinos rematados se completa con un Chateau Mouton Rothschild 1996 (Francia), que con base de $ 6500 se vendió en $ 7800; un lote integrado por dos botellas de Caymus 1995 (EE.UU.), que se vendió al precio base de $ 6000, y un Chateau Margaux 1995 (Francia), que de la base de $ 6500 llegó a los $ 8500.
Uno de los aspectos destacables de la subasta realizada anteayer en Saráchaga es que los organizadores aseguraron el buen estado y conservación de las botellas. Antes del remate se abrieron y degustaron a modo de evaluación otras botellas de la misma etiqueta y añada que las subastadas, y que habían sido guardadas en condiciones similares en la misma cava del coleccionista francés que ofreció parte de su tesoro para el remate.
Una de las características en común de las botellas subastadas es que se trata de vinos con varios años (incluso décadas) de guarda. "Se encuentran en su mejor momento para ser tomados, no para ser guardados", señaló Nelson.
Es por eso que la tradicional casa de remates porteña analiza la posibilidad de importar vinos que hoy no se encuentran al alcance del consumidor argentino, de modo tal de permitir que el coleccionista que desea guardar vinos lo haga con productos de alta gama, de añadas recientes, que tienen por delante muchos años para evolucionar en botella.