Con sólo pensar en una cucaracha, a más de uno se le pondrá la piel de gallina, ni hablar de una pequeña invasión bajo la mesada o detrás de la heladera. Ahora, imagínense 200 mil. Y no sólo eso, convivir con ellas como ¡mascotas!.
Esa es la vida de Kyle Kandilian, un estudiante norteamericano de 20 años radicado en Dearborn, Michigan; que tiene un criadero de estos insectos, en el que suma ya 130 variedades. Lo curioso es que
su pasió va más allá del placer entomológico de su colección, pues las cucarachas se han convertido en una fuente de ingresos. ¿Cómo?
Sucede que algunas especies, como la cucaracha rinoceronte, pueden tener un precio de entre 150 y 200 dólares en el mercado. Si te estás preguntando quién las compra y paga ese dinero por uno de los bichos más feos sobre la Tierra. La respuesta apunta a otros “locos”: criadores de lagartos. Son el alimento de otras curiosas mascotas.
Así, luego de acondicionar su habitación como criadero y de haber aprendido a convivir con estos “amiguitos”, Kyle puede pagar sus deudas universitarias. Y no sólo eso, avanzó contra una fobia muy común y de hecho cree que podría haber un antecedente genético en el miedo hacia ellas.
Una de sus aspiraciones es ayudar a que otras personas puedan domesticar su temor a través de la educación: sólo una docena de las 4 mil especies conocidas de cucarachas puede considerarse una peste.
