Ni optimistas ni pesimistas: para la mayor parte de los argentinos, el año próximo no será ni mejor ni peor, sino igual a lo que fue 2014. Al menos eso afirma la encuesta de fin de año realizada por la consultora de investigación social Voices! junto a WIN,
que desde 1977 explora las expectativas, esperanzas y temores de la
población de 65 países para el año que comienza. El estudio reveló que
un 52% de los consultados en Argentina cree que 2015 será igual que
2014, mientras que sólo un cuarto de los argentinos piensa que el año
será mejor que el 2014 (25%), una proporción significativamente menor
que la que se mostraba optimista el año pasado, cuando el 34% esperaba
que el 2014 fuera mejor. Dos de cada diez (18%) vislumbran un año peor.
Puesto
en el contexto global, Argentina es significativamente menos optimista
que el promedio mundial y regional (25% esperan un año mejor vs. 40% de
los latinoamericanos y 52% ciudadanos del mundo que así piensan). En el
ranking de expectativas positivas –construido a través del neto de
optimistas vs. negativos–, el país ocupa la posición 41 en un listado de
65 países, por debajo del promedio mundial y la región.
La falta de optimismo se refleja en todos los segmentos sociodemográficos de Argentina, aunque
sí crece el optimismo a medida que disminuye la edad (33% entre los
jóvenes vs. 20% entre los mayores de 50 años), a menor nivel
socioeconómico.
Para la mitad de los
ciudadanos de los 65 países relevados, el 2015 va a ser mejor que el
2014, mientras que el 15% cree que va a ser peor y 28% que va a ser
igual. Asia y África son las regiones más optimistas, con 63% y
75% respectivamente pensando que el próximo año va a ser mejor. Los
europeos tienen una perspectiva menos alentadora, con solo 26% de Europa
occidental esperando un mejor 2015 y 34% en Europa del Este. América se
ubica algo en el medio, con 42% de optimistas.
Constanza Cilley, directora
ejecutiva de Voices, explicó: "El mundo en general se muestra hoy más
optimista que hace un año atrás y éste es un dato positivo. Pero en
nuestra región, entre los latinoamericanos, la esperanza de un año mejor
ha decaído de 49% a 40% y ello se podría explicar en gran medida por la
desaceleración del crecimiento económico. Lo mismo vemos en Argentina, a
fines del año pasado el 34% esperaba que el próximo año fuera mejor,
mientras que hoy la proporción desciende al 25%".
Los
países más optimistas de cara al 2015 son Nigeria, Fiji, Arabia
Saudita, India y Marruecos. En el otro extremo se ubicaron países
europeos: Italia, Bosnia, Francia y Bélgica; y en Líbano y Serbia, donde
las expectativas negativas le ganan al optimismo.
Nigeria demostró ser el país más optimista sobre la economía, con un 80% creyendo que será un año próspero. Los
países más pesimistas fueron Francia, Serbia, Grecia y Bélgica, donde
el 57%, 56%, 54% y 54%, respectivamente, dijeron que en el próximo año
habría dificultades económicas y sólo el 6%, 15%, 12% y 4%,
respectivamente, creyendo que sería un año de prosperidad económica.
En
Argentina los resultados sobre la economía fueron similares a la media
europea, con 39% que cree que el año que viene será de dificultades
económicas, 36% que cree que se va a mantener igual y un 21% de
optimistas que espera que sea un año de prosperidad.
Retrospectivamente,
comparado con las mediciones realizadas desde 1982 por la red
internacional WIN/ Gallup International, se observa que en diciembre de
1983, al asumir Raúl Alfonsín, el optimismo es ampliamente mayoritario
(83%). Sin embargo, en los dos primeros años de la etapa democrática las
esperanzas disminuyen, aunque sin descender debajo del 50%. La baja se
produce recién en 1986, cayendo al 38% y permaneciendo en esos niveles
durante 1987 y 1988, en un contexto de alta inflación.
Con
la llegada del nuevo gobierno de Carlos Menem en 1989, las expectativas
vuelven a aumentar, alcanzando el 63%. A fines de 1991, se implementó
el plan de convertibilidad y se observa un nuevo incremento del
optimismo respecto del año venidero. A partir de entonces, las
expectativas se reducen y durante todo el segundo gobierno de Menem se
registran cifras inferiores al 40%.
Con la
asunción de la Alianza en diciembre de 1999, vuelven a aumentar las
expectativas positivas (54%). Sin embargo, un año después, y
coincidiendo con el fin del milenio, se registra la cifra más baja hasta
ese momento (31%).
A partir de esa fecha, el
optimismo se vuelve a renovar a fines del 2002 (49%) y sube aún más en
el primer año de gobierno de Néstor Kirchner (66% en 2003), quien logra
mantener altos niveles de optimismo a lo largo de toda su gestión, con
valores que oscilan entre el 66% y el 56%. A fines del 2007, con los
resultados de las elecciones presidenciales donde fue electa Cristina
Kirchner, las expectativas para el año venidero disminuyen (49%) y en
2009 alcanzan su nivel más bajo desde 1982 (23%), en un contexto signado
por el desarrollo de la crisis económica internacional. Esta tendencia
se revierte para el 2010, año a partir del cual la opinión con más
fuerza es que el año que comienza será similar al que se deja.
El
2011 y 2012 son años que se reciben con mucho optimismo, con la mitad
de los argentinos esperando que esos años sean mejores, pero el
optimismo se frena con respecto al 2013 cuando desde entonces
encontramos un cambio de opinión hacia esperar lo mismo para el próximo
año. Respecto al 2015 en particular, baja aún más la proporción de
optimistas (de 34% en la mirada a 2014 vs 25% de expectativas positivas
en 2015) para crecer la proporción de quienes esperan que el próximo año
será igual.