Denominamos Bluetooth al protocolo de comunicaciones diseñado especialmente para dispositivos de bajo consumo, que precisan de corto alcance de emisión y están basados en transceptores de bajo costo. Los dispositivos que más utilizan esta tecnología que buscaba reemplazar al cable para las comunicaciones entre dispositivos son las PDAs, los teléfonos móviles, los portátiles, los ordenadores personales, las impresoras o las cámaras digitales.
Pero, ¿de dónde viene la palabra “bluetooth”? Para conocer el origen de este término debemos remontarnos a 1994 cuando uno de los responsables del desarrollo de esta tecnología de comunicación inalámbrica, Jim Kardach, propuso el nombre de uno de los reyes vikingos, c
oncretamente el de Harald Blåtand, cuya traducción al inglés es Harald Bluetooth.
Este rey vikingo fue conocido por unificar las tribus noruegas, suecas-danesas y por convertirlos al cristianismo. Por el paralelismo con la unificación de la comunicación de los sistemas digitales, el nombre de Bluetooth sonó más que idóneo. Como este rey vikingo también era un apasionado de los arándanos, el logotipo de la tecnología Bluetooth acabaría teniendo un color azulado (como el de muchos arándanos) y las iniciales del nombre y el apellido del rey vikingo unidas.