Crack, crack, crack. En el colectivo o en la oficina, siempre suele haber alguien con la costumbre de sonarse los dedos o el cuello. Sin embargo, la pregunta está implícita cada vez que se escucha el ruido: ¿hace bien sonarse los huesos?
Entre los huesos se encuentra líquido sinovial, cuyo fin es reducir la fricción que se produce con el movimiento de estos. Este líquido cuenta con gases como oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbono adentro. Cuando uno retuerce los dedos para sonarlos, se genera una
presión que forma burbujas dentro del líquido sinovial. Estas explotan y son el resultado del ruido que escuchamos al sonar los huesos.
Entre los huesos se encuentra líquido sinovial, cuyo fin es reducir la fricción que se produce con el movimiento de estos. Este líquido cuenta con gases como oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbono adentro. Cuando uno retuerce los dedos para sonarlos, se genera una
presión que forma burbujas dentro del líquido sinovial. Estas explotan y son el resultado del ruido que escuchamos al sonar los huesos.
La mayoría de los estudios al respecto sostienen que no genera ningún mal realizar está práctica y que no genera mayor posibilidad de artritis en las manos. De hecho, un estudio realizado por un científico muestra que sonó los dedos de una sola mano por 60 años, mientras que en la otra no realizó el mismo ejercicio. En sus resultados, no notó más artritis en una mano que en la otra.
Sin embargo, un estudio de 1990 realizado en 300 personas sostuvo que sonarse los huesos por un gran período de tiempo tiene consecuencias: baja la fuerza a la hora de agarrar algo y puede traer hinchazón en las manos.