La empresa noruega Prox Dynamics es la encargada de fabricar el Black Hornet PD100, un drone que mide 10 centímetros de largo y apenas 2,5 de ancho, que pesa 18 gramos, y que empezará a ser utilizado por las Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unidos.
La diminuta aeronave, que forma parte del equipamiento de la Armada británica desde 2013, es más que nada una cámara filmadora que vuela gracias a un silencioso motor eléctrico que le permite
una autonomía de 25 minutos o de un kilómetro de recorrido.
Puede transportar cámaras regulares o termales, y todas las imágenes que captura no son almacenadas dentro del drone, sino que se guardan en el control remoto que usa el piloto. Esto evita el riesgo de perder la información grabada en caso de que la aeronave caiga en manos equivocadas.
"Lo usan cuando investigan territorio enemigo", declaró el CEO de Proxy Dynamics en Estados Unidos, Arne Skjaerpe. El Black Hornet, que cuesta u$s40.000, sirve para realizar misiones de "búsqueda y rescate, reconocimiento de áreas confinadas, control de multitudes, inspección de instalaciones nucleares y de plantas químicas que sufrieron accidentes".