Hay misterio en torno a os gatos. Los egipcios los veneraban. Alguna literatura les asignó el rol de mascota favorita de brujas y otros villanos. Y la ciencia, por supuesto, los ha estudiado, descubriendo los beneficios de la compañía felina para la salud.
Un estudio publicado por el American Journal of Cardiology afirma que acariciar de manera rítmica a una mascota reduce el estrés, más aún cuando se
trata de un gato, cuyo ronroneo tiene un efecto sedante.
¿Pero cómo incorporar la presencia de gatos en la rutina diaria? Yendo a un cat cafe, un lugar donde se puede tomar un cafecito en medio de la jornada de trabajo, cuando el pico de estrés amenaza. Pero que, a diferencia de un bar común, tienen una población propia de animales. El concepto es así de simple: café y gatitos, para relajarse.
Un café lleno de gatos, el lugar ideal para relajarse en medio de la jornada de trabajo
Existe cierta polémica con respecto al origen de estos lugares (o más bien son varios los que se atribuyen el invento). Cierta leyenda urbana afirma que el primer café poblado de gatos abrió de 1912 a 1914 en Viena, Austria, y que Lenin era un habitué, aunque no hay una sola prueba de que el lugar alguna vez haya existido.
El Cat Flower Garden existe en Taipei (Taiwan) desde 1998 y es una atracción turística en sí mismo. Fanáticos del formato, habrían sido los visitantes japoneses los que llevaron el formato a su isla y lo hicieron popular. Solo en Tokio hay cerca de cuarenta de estos establecimientos.
Cada vez más gatos
Originalmente, los cat cafes japoneses fueron pensados para la gente a la cual no se le permite tener mascotas en sus departamentos, que en las grandes ciudades niponas se caracterizan por ser en extremo pequeños. Pero el modelo oriental fue tal furor que pronto migró a distintos lugares del mundo.
Solo en el año 2014 se abrieron bares de gatitos en Copenhagen (Dinamarca), Tallinn (Estonia), Tampere (en Finlandia, al que le siguió este año en la capital, Helsinki), Turín (Italia), Vilnius (Lituania), Londres (Reino Unido) y Montreal (Canadá). Los hay también en Francia, Hungría y Polonia. En Estados unidos, se han expandido de costa, incluyendo locaciones como Nueva York, Washington, Oakland, San Diego o Portland.
"Cuando entrás a un bar lleno de gatos, se siente la diferencia en cómo la gente interactúa con el espacio y con los demás", explica a BBC Courtney Hatt, fundadora de KitTea, el más nuevo de estos cafés, en San Fracisco, "La gente hace amigos aquí, es muy divertido". Por supuesto que la bebida relajante por excelencia es el té, y se especializan en variantes traídas de Japón.
El lugar tiene reglas muy estrictas con respecto a no molestar a los gatos que estén durmiendo y un equipo de gente que se encarga de supervisar la sana convivencia entre gatos y clientes.
Las costumbres varían según el país. En algunos de los cafés, los gatos son parte integral del establecimiento. Pero otros funcionan como centros de adopción, que rescatan animales callejeros –o los reciben de diferentes organizaciones– y los entregan a sus propios clientes.
No solo es el café: la mascota también puede pedirse "para llevar".