Coprolalia o cacolalia (vocablo que procede del griego) es la tendencia patológica a decir obscenidades. Es posible asociar esta patología tanto a enfermos psíquicos como a los pacientes que sufren Síndrome de Tourette, un trastorno neuropsiquiátrico heredado que comienza en la infancia y que se caracteriza por múltiples tics físicos y vocales (fónicos). Estos tics pueden aumentar o disminuir con el tiempo y, entre los tics vocales se encuentra el hecho de proferir
obscenidades, frases despectivas y todas aquellas palabras que se consideran inapropiadas u ofensivas en el ámbito social.
El tono que emplean suele ser mucho más alto de lo normal, provocando una situación de aislamiento o ansiedad social. Además, es posible que esta enfermedad también cause que el paciente repita mentalmente dichas palabras inapropiadas, imposibilitando la concentración para cualquier tarea.
Las personas que sufren de coprolalia compulsiva son incapaces de controlarse (ya que se trata de un trastorno de desinhibición) y, por tanto, les lleva a múltiples problemas tanto en su vida personal como laboral. Este hábito de lenguaje obsceno compulsivo es el resultado de un mal funcionamiento de ciertos neurotransmisores del cerebro pero se desconoce de forma concluyente el origen de esta patología.
Uno de los tratamientos más comunes para mitigar los efectos de esta patología es el uso de la toxina botulínica (más conocida como Botox), un tipo de bacteria tóxica que puede ser inyectada cerca de las cuerdas vocales y que paraliza temporalmente los músculos de esa zona, disminuyendo así los arrebatos verbales.