Los activistas del refugio Breasta, de Craiova, Rumania, rescataron en noviembre del año pasado a una cachorra víctima de maltrato.
La perrita había sido tan maltratada que lloraba cada vez que alguien se le acercaba, pero con mucha paciencia y dedicación, uno de los cuidadores de la perrita logró mostrarle la confianza y el amor que puede darle un ser humano.