
Sus autores, investigadores en psicología de la Universidad Brigham Young en Estados Unidos, han realizado dos experimentos para analizar las respuestas de las mascotas a emociones positivas y negativas.
En ambos experimentos los participantes humanos señalaban a los animales un área para que estos la explorasen y recogieran un supuesto objeto. El fin era comparar la
reacción de los canes cuando las personas se dirigían a ellos de buen humor y cuando lo hacían como si estuvieran furiosos, modificando su tono de voz.
Los investigadores comprobaron que los perros tardaban más o directamente no cumplían sus órdenes cuando los individuos se mostraban irritados. No se arriesgaban a aventurarse en una zona desconocida porque su dueño no le transmitía confianza.
“La presencia o ausencia de afectividad influye en el comportamiento de exploración de los perros”, dicen en el estudio. En otras palabras: si querés que tu mascota te obedezca, no le hables como si estuvieras enojado.