
Esa oleada de felicidad que te invade es el mejor desarrollo químico de nuestros cerebros: son las endorfinas.
Las endorfinas son sustancias producidas por nuestro cerebro, con una estructura muy similar a la de los opiáceos (morfina, opio, etc) pero sin sus efectos adversos. Estos químicos naturales actúan como potentes analgésicos y estimulan los centros de placer creando situaciones satisfactorias que contribuyen a eliminar el malestar.
El cuerpo produce endorfinas como respuesta a múltiples sensaciones, entre las que se encuentran el dolor y el estrés. También influyen en la modulación del apetito, en la liberación de hormonas sexuales y en el fortalecimiento del sistema inmunitario. Cuando sentimos placer estas sustancias químicas se multiplican.
Las endorfinas tienen una vida muy corta ya que son eliminadas por determinadas enzimas que produce el organismo. Es una medida para mantener el equilibrio de nuestro cuerpo y no ocultar señales de alarma.
Además, hay una buena noticia extra con respecto a las endorfinas: podemos recrear situaciones que disparen en nuestro cuerpo estos magníficos estimulantes, a fin de multiplicar los momentos de bienestar a lo largo del día.
Al alcance de la mano
Según Jack Lawson, autor de Endorfinas – La droga de la felicidad, nuestras reacciones e incluso nuestra personalidad tienen su origen, más de lo que estamos dispuestos a imaginar, en la química que nos gobierna. Lo bueno, explica, es que a su vez podemos gobernar algunos de estos procesos químicos aprendiendo a utilizarlos de acuerdo con nuestras necesidades.
Existen varias formas para estimular la producción de endorfinas. Básicamente, todas las actividades que nos resultan placenteras las convocan. Su aparición provoca cambios positivos en nuestra actitud y en nuestro estado de ánimo.
¿Qué hacer, entonces, para experimentar el influjo benéfico de las endorfinas?
-El estrés “bueno”, derivado del ejercicio físico, provoca un aumento de la cantidad de endorfinas presente en sangre. Con pocos minutos de actividad se retrasa la aparición de fatiga, lo que produce una sensación de vitalidad y bienestar. Salir a caminar pocas cuadras o ponerte a bailar solo, diez minutos, cambiará tu ánimo por completo.
-Las caricias, besos y abrazos estimulan la descarga de endorfina. No sólo sucede en la intimidad de una pareja; las muestras de afecto también generan placer. Cuando estés triste, nada mejor que una sesión de “abrazoterapia”.
-La risa tiene una notoria influencia sobre la química del cerebro y del sistema inmunitario, por eso es la mejor fuente de endorfinas. Numerosos estudios demostraron que reírse disminuye el dolor físico y fortalece el sistema inmunitario.
-El contacto con la naturaleza nos llena de energía y buen humor. Aunque sea un rato en un parque te hará liberar endorfinas y sentirte mucho más relajado y positivo.
-Las actividades físicas relajantes, como las técnicas de relajación, el yoga o el tai chi favorecen la segregación de endorfinas y son excelentes para reducir el estrés.
-La música suave provoca una importante liberación de endorfinas, hace que disminuya el ritmo cardíaco y respiratorio y favorece la relajación muscular.
-Hacé lo que más te guste! Cantar, bailar, patinar con rollers, tocar la guitarra, lo que sea que te dé placer y alegría. Habrás descubierto cómo abrir la puerta y encontrarte con las endorfinas, el remedio natural más poderoso.
Incluso podés ir un paso más allá y beneficiarte con el poder de las endorfinas evocando buenos momentos. Mediante técnicas de visualización, podés visualizar momentos gratos o imaginarlos, cada vez que necesites recuperar la alegría.
Es importante recordar que el estrés es un gran enemigo de las endorfinas, por lo tanto, harás bien en mantenerlo a raya. ¿Las mejores estrategias? Ejercicio, comida sana, buen humor técnicas de relajación y los pies en la tierra: ver las cosas como son, ni mejores ni peores, evita el estrés.
Entonces sí, ¡preparate a vivir una vida más placentera con la ayuda invalorable de las endorfinas!
El mejor remedio
Que la risa y el buen humor mejoran el estado de ánimo, es casi evidente. Pero que pueden aliviar el dolor físico es algo que la medicina hoy sabe y puede demostrar.
Normal Cousins, editor del Saturday Review, sufría de una terrible enfermedad, llamada espondilitis anquilosante, que le daba terribles dolores. Optó, entonces, por administrarse una “terapia de la risa” para mitigar el dolor. Más tarde describió, en uno de sus libros (Anatomía de una enfermedad) cómo el hecho de ver películas de los hermanos Marx y leer libros y artículos humorísticos le ayudó a superar el dolor. Cousins afirmó que con diez minutos de risa por día podía dormir una hora o más sin sentir el dolor que le provocaba una enfermedad que padecía.
Adiós estrés adiós
Investigaciones realizadas sobre este mal del momento, y relacionadas con las hormonas y el humor, han demostrado que la risa reduce por lo menos cuatro de las hormonas asociadas con el estrés, incluyendo la adrenalina, el cortisol, la testosterona y la hormona del crecimiento.
El humor y la risa ayudan a sobrellevar los efectos negativos del estrés. Está comprobado que para la mayoría de las personas la principal fuente de nerviosismo es el trabajo, de modo que conviene recordar estas estrategias para reducir las tensiones en la oficina y dejar que una buena carcajada libere las endorfinas que necesitamos para estar mejor:
-Evitá estar cerca de personas, situaciones o conversaciones negativas, sobre todo si tenés un mal día. Rodeate, en cambio, de los más divertidos y afectuosos.
-¡Date permiso para reír! Es verdad, estás en el trabajo, pero un chiste que quiebre la tensión del ambiente beneficiará a todos.
-Buscale el costado absurdo a las situaciones estresantes. Terminarás riéndote de muchas de ellas.
-Si tu estrés por el trabajo es realmente serio, considerá formalmente cambiar de empleo. Si no podés hacerlo por el momento, buscá un hobby que te ayude a encontrar un espacio de placer. Te sentirás mejor.