Arturo Illia fue un hombre extraordinario en muchos aspectos, medico de pueblo hasta los últimos años de su vida, tuvo una importante actividad política y es hoy un referente ineludible para todos los radicales de nuestra patria.
Hombre de convicciones fuertes y honestidad inquebrantable, hablamos de ética política y moral ciudadana cada vez que pensamos en su noble legado.
Su labor como presidente, aunque cercenada antes de tiempo por un golpe militar el 28 de junio de 1966, tuvo intención de ser superadora para la época, enfrentado a muchas de las corporaciones que rasgaban
a la sociedad para defender sus propios intereses. De haber podido cumplir su mandato, seguramente hoy viviríamos en otra Argentina.
Desde el EPA, que se referencia orgullosamente en su figura, queremos recordarlo y llevarlo como bandera siempre, homenajeándolo en cada uno de nuestros actos, sabiendo que hoy su legado está más vivo que nunca.
