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Según un informe de este año de la Organización Mundial del Trabajo, “el reparto desigual de las labores de cuidado y las tareas domésticas no remuneradas entre las mujeres y los hombres, y entre las familias y la sociedad, es un determinante importante de las desigualdades de género en el trabajo”. Si los hombres no negocian quedarse en casa cuidando a los hijos en los períodos en los que las mujeres ingresan al mundo laboral, cambian de trabajo o se les presenta una oportunidad importante para su crecimiento, la desigualdad se reproduce y multiplica.
Según este estudio de la Universidad de Michigan, las mujeres jóvenes solteras usan 12 horas a la semana en las tareas domésticas mientras que las casadas con más de 60 doblan la cantidad. Esto empeora para las mujeres con más hijos: aseguran que las que tienen 3 niños pasan más de 28 horas semanales cocinando, limpiando, ordenando y organizando las tareas.
Tan impresionante como son estos datos, el estudio señala que en el pasado la diferencia fue aún más pronunciada.
Si nos remontamos a 1976, revelan que las mujeres llegaban a tener tenían un promedio de 26 horas de tareas domésticas a la semana, mientras que los hombres tan sólo seis.
Frank Stafford, del Instituto de Investigación Social, quien dirigió el estudio en la universidad, declaró al Huffingtonpost: “Es un patrón bien conocido. Hay una significante relocalización del trabajo que ocurre en el matrimonio –los hombres trabajan más fuera de casa, mientras que las mujeres se ocupan más del trabajo doméstico. La situación se agrava cuando las mujeres tienen hijos”.