En algún momento de nuestra vida, todos hemos estado a punto de explotar por comer de más. Y es que hay ocasiones en las que a pesar de que buscamos alternativas, parece que nuestro estómago nunca está conforme.
La lógica dicta que si tienes hambre, debes comer, pero ¿qué pasa si lo que estás comiendo realmente te hace estar más hambriento que al principio? Si podemos elegir entre una ensalada y una pizza, podríamos adivinar cuál de los dos alimentos nos hará sentir más satisfechos, pero piénsalo bien, ya que podrías estar cayendo en un
error.
Algunos tienen sus “cartas bajo la manga” y un estudio de Health.com nos revela cuáles son esas cualidades o defectos que algunas comidas tienen escondidos.
Hay muchas que son ricas en carbohidratos, azúcar y sabores artificiales y, además, carecen de proteínas y fibra, por lo que simulan el efecto saciante, pero en realidad, te abren más el apetito.
Estos alimentos NO te harán sentir satisfecho, por mucho que los comas… ¡Mira cuáles son!
Hamburguesas: no tenemos nada contra la comida rápida, pero casi todos sus ingredientes hacen que quieras comer más. Las grasas trans que contiene una hamburguesa inflaman el estómago, lo que puede impedir que tu cerebro produzca los transmisores que controlan el apetito.
Pizza: seguro te ha pasado que después de comer una rebanada de pizza, quieres comerte inmediatamente la segunda. Esto sucede por la combinación de harina, aceites y queso que desestabilizan el nivel de azúcar en nuestro cuerpo.
Sushi: su ingrediente principal es el arroz, no el pescado, Y a pesar de que luego de comerlo nos sentimos satisfechos, esta comida se digiere de manera rápida, lo que hace que en poco tiempo quieras volver a alimentarte.
Papas fritas / A la francesa: generalmente los alimentos salados te incitan a comer algo dulce, y a este fenómeno se le conoce como Saciedad Sensorial Específica. Con las papas pasa algo similar a la pizza, nuestros niveles de azúcar se desajustan.
Jugos de fruta: aunque sean naturales, tienen azúcar. Si los hacemos en casa y tiramos la cáscara, nos estamos deshaciendo de la fibra, que es la que nos da el efecto saciante. Los jugos aumentan el nivel de azúcar en la sangre y, cuando disminuye, nos da un bajón que nos produce hambre otra vez.
Pan blanco: durante su preparación se le quita el salvado, lo que disminuye el nivel de fibra. Expertos recomiendan el pan integral, porque permite a nuestro estómago asimilarlo mejor y favorecer la digestión.
Cereales comerciales: suelen estar producidos con harina blanca y grandes cantidades de azúcar, por lo que causan altibajos en los niveles de glucosa, y a su vez, hambre. La mejor opción en los cereales es que contengan un mínimo de 5 gramos de fibra y menos de 5 de azúcar.
Pasta blanca: tiene los mismos problemas que el pan blanco, y además, es fácil que la consumas en exceso. Un buen plato durante la cena, desestabiliza la capacidad del páncreas para producir insulina.
Alcohol / Licores: ¿eres de los que va a los tacos después de una borrachera? Esto es porque el alcohol reduce los niveles de carbohidratos y leptina, la hormona que controla los niveles de hambre y hace que uno se sienta saciado.
Endulzantes artificiales: èstos afectan al cerebro de la misma manera que el azúcar normal. Le hacen creer que recibirá energía calórica, pero al no recibirla, nosotros queremos compensarlo con comidas dulces a lo largo del día.