El escritor de viajes y fan de Pokémon Go Darmon Richter, viajó a la zona de exclusión de Chernobyl (escenario de un terrible desastre nuclear en 1986), a la caza de los avatares digitales.
Richter tenía curiosidad sobre la actividad de Pokémon Go en zonas no convencionales, luego de enterarse que varias personas participaron del juego en el Museo del Holocausto en Washington, DC.
“Me pareció que el juego tuvo el efecto de despojar de su costado político a algunos sitios altamente controvertidos. Ucrania incluso ha aprobado recientemente una ley que convierte en ilegal la producción de símbolos comunistas, pero todavía aparecen en Pokémon Go”, dijo Richter Barcroft.
“Tenía una reserva para un tour de fotografía en Chernobyl en septiembre, así que descargué la aplicación y decidí ir a investigar”, añadió.
Richter y un guía local viajaron de noche a la ciudad fantasma, donde una explosión en la central nuclear de Chernobyl en Pripyat, el 26 de abril de 1986, obligó a evacuar a 50.000 residentes.
No sólo murieron decenas, sino que varios más murieron a causa de enfermedades relacionadas con el desastre en los años subsiguientes.
“Los niveles de radiación son lo suficientemente altos como para no querer vivir allí, pero para un viaje de una noche, es lo suficientemente seguro. Sólo teníamos que prestarle atención el medidor de radiación, y evitar cualquier punto caliente”, dijo Richter Barcroft, añadiendo que fue capaz de encontrar un par de Pokemones en el camino.
Chernobyl no fue la única parada controvertida que hizo el jugador. También sacó su smartphone en las zonas históricas de Bulgaria y Kiev.
“Tenía que tener cuidado de que mi comportamiento no resultara ofensivo. En algunos lugares no me sentí para nada cómodo jugando, como el Holodomor Genocide Memorial en Kiev, que ahora figura como gimnasio en Pokémon Go”, dijo Richter Barcroft.
El hombre cree que explorar historias con un pasado conflictivo podría llegar a ser una nueva tendencia en el juego. “El juego rompió tabúes, y valora objetos del patrimonio comunista con la misma importancia que las atracciones más convencionales”, dijo Richter.
“Se hace alusión a un cambio cultural cada vez mayor hacia la despolitización de la arquitectura ideológica del siglo 20, incluso en países en los que la historia es todavía hoy un tema que divide”, añadió.