Ruzhou, una ciudad de un millón de habitantes en el centro de China, necesitaba urgentemente un hospital nuevo, dijeron sus jefes. Para pagarlo, los administradores estaban pidiendo prestado a los trabajadores de la salud. Si los empleados no tenían el dinero, se les indicaban los bancos donde podían pedirlo prestado y luego entregarlo al hospital.
En tableros online de mensajes y en los medios locales, muchos se quejaron de que se sentían presionados a prestar miles de dólares que no podían darse el lujo de dar. Otras personas preguntaban a los medios por qué se necesitaba el dinero de empleados humildes para construir proyectos costosos.
Ruzhou es una ciudad con un problema de préstamos, y un emblema de los billones de dólares en deuda que amenazan a la economía china.Los gobiernos locales pidieron préstamos durante años para crear empleos y mantener las fábricas en operación. Ahora la economía de China se está desacelerando a su ritmo más débil en casi 30 años, pero Beijing ha mantenido cerrados los grifos de los préstamos para calmar sus problemas de deuda.
En respuesta, un creciente número de ciudades chinas está reuniendo dinero usando hospitales, escuelas y otras instituciones. A menudo utilizan complicados arreglos financieros, como fideicomisos o acuerdos de alquiler, que se mantienen un paso adelante de los reguladores en Beijing.
“Ya sea un alquiler financiero o un fideicomiso, todos son simplemente instrumentos para que los gobiernos locales pidan prestado”, dijo Chen Zhiwu, director del Asia Global Institute en la Universidad de Hong Kong.
Estos acuerdos se vienen abajo cada vez más, como sucedió en Ruzhou, y los préstamos quedan sin pagar. Las instituciones de préstamo han acusado a tres hospitales de Ruzhou y a tres fondos de inversión ligados con la ciudad de no saldar sus deudas.
Durante mucho tiempo, los funcionarios locales han recurrido al gasto en grande para mantener la economía en crecimiento. Ruzhou es sede de varios proyectos extravagantes. El proyecto de redesarrollo de un barrio bajo, iniciado hace cuatro años para proveer a residentes rurales de hogares nuevos, se ha retrasado por falta de dinero, dijeron los lugareños.
Las deudas ocultas de comunidades como Ruzhou son un desafío importante para el Partido Comunista. Podrían trastocar al sistema financiero de la segunda economía más grande del mundo si causan una reacción en cadena y se extienden a otras partes del país y a la vida de las personas comunes. También evitan que Beijing pida más préstamos como una manera de estimular el crecimiento económico.
Nadie está muy seguro de la magnitud que podría tener el problema. Beijing señala que el total es de unos 2,5 billones de dólares. Vincent Zhu, analista en Rhodium Group, una firma de investigación, estima la cifra en más de 8 billones de dólares.
Ruzhou pidió prestado y gastó online con las modas impulsadas por el gobierno chino, que ayudaban a garantizar que Beijing pagaría gran parte de ello.
Cuando Beijing puso énfasis en lo atlético, la ciudad construyó un complejo deportivo, que incluye un estadio con una capacidad de 15466 asientos, una cancha interior de básquet y un centro de convenciones con un auditorio.
Cuando la tecnología se volvió una prioridad para los líderes chinos, Ruzhou rebautizó el complejo deportivo como el centro de Big Data y Comercio Electrónico y construyó una Mansión de E-commerce con vista al estadio. Hoy, los edificios que albergan la cancha de básquet y el auditorio están vacíos, disponibles en alquiler para eventos.
En China, construir estos tipos de proyectos requiere cierta ingeniería financiera. Los gobiernos locales tienen poder limitado para gravar impuestos y pedir préstamos. Dependen de conseguir fondos del gobierno central y vender terrenos a urbanizadores. Eso no siempre es suficiente.
Para pedir más préstamos, muchos establecen compañías financieras tipo fondos de inversión llamadas vehículos financieros del gobierno local. Ayudan a recaudar fondos para grandes proyectos de infraestructura sin tener que registrar sus deudas públicamente.
No está claro qué sucederá con los proyectos no terminados de Ruzhou. Muchos siguen a medio construir, como si partes de la ciudad hubieran sido abandonadas de repente.
© 2019 The New York Times