La respuesta está en lo que representa, y si bien cada cultura la ha celebrado a lo largo de los años a su forma, todas coinciden en un punto: la primavera es una oportunidad de cambio en la que todo vuelve a florecer. Trae vida, renacen nuevos brotes de los árboles y crece la cosecha, y por estas razones fue motivo de festejo desde el inicio de nuestra historia tanto en Occidente como en Oriente.
Con esta premisa en común, cada comunidad le encontraba a esta estación del año un significado y origen en particular.
Mayas
Para ellos, la llegada de la primavera estaba ligada con el equilibrio, lo astronómico y astrofísico. En este día del año, los astros, los planetas y las estrellas se alinean con la tierra para formar el equinoccio: la mañana y la noche, la luz y la oscuridad, tienen una misma duración, acontecimiento muy importante y digno de celebrar.
Griegos
La mitología griega explica los fenómenos climáticos con una leyenda de Homero: Démeter, Diosa de la Naturaleza y cuarta esposa de Zeus, tuvo una hija con el dios del trueno, a la que llamaron Perséfone.
Hades, Dios de las tinieblas y amo del infierno, se encandiló con los encantos de Perséfone, la secuestró y se la llevó con él a su mundo subterráneo para convertirla en su esposa. Démeter abandona entonces el Olimpo para buscarla.
Dice el mito que la tierra se volvió fría, desolada y no crecían las plantas ni frutos. Zeus, Padre de los dioses, dueño y señor del cielo decide intervenir.
Perséfone ya había probado el fruto del infierno y por eso no podía volver al mundo de los vivos, pero Zeus hace un pacto con Hades: Perséfone pasaría una parte del año con su esposo y la otra con su madre. La primavera florece cuando Perséfone vuelve al lado de su familia.
China
Se trata de la celebración más importante en este país, ya que es el día del año nuevo según su calendario lunar. Cuenta una leyenda que en la antigüedad hubo un feroz monstruo llamado «Nian» que en la última noche del año lunar, recorría las aldeas para comer personas. Para ahuyentarlo, tiraban petardos y prendían faroles, hasta que esta costumbre se convirtió en una manera de celebrar el comienzo del Año Nuevo Lunar.