Pues bien, para descubrir el origen del término “canícula” debemos remontarnos a la época de la Antigua Grecia. El secreto reside en la estrella de Sirio (apodada “la Abrasadora”) y perteneciente a la constelación del Canis Maior (Can Mayor) que alcanzaba su máxima posición central del firmamento y era la que brillaba más en ese momento particular del calendario anual. Este brillo tan especial coincide, justamente, con la época de elevadas temperaturas y lo que se entiende con la expresión como los “días del perro” equivale a las jornadas de mayor calor del año en el hemisferio norte, según confirman los expertos en materia.
Recalcamos que durante la época de la Antigua Grecia, gran parte de la importancia del término se relaciona con que durante el período canicular del año la gente padecía más enfermedades, tales como la peste, que derivaban de las altas temperaturas. Así pues, hoy en día asociamos la canícula con el verano y con las altas y extremas temperaturas. Hoy los días más calurosos no coinciden con este calendario del orto helíaco de Sirio, no obstante, seguimos empleando el término “canícula” a más no poder.
