Ahora, científicos europeos acaban de presentar una investigación sobre los vínculos entre el sueño y la salud del corazón y, al conectar dispositivos acelerómetros de muñeca a más de 88 mil personas, pudieron monitorear adecuadamente sus patrones de sueño para de ese modo saber cuál es la hora óptima para irse dormir y mantener sus corazones sanos.
Concretamente, irse a dormir entre las 22 y las 23 horas se asocia a un menor riesgo de desarrollar alguna enfermedad del corazón en comparación con horas de dormir antes o después, de acuerdo con el estudio publicado ayer en the European Heart Journal.
“No podemos evitar ser a lo que hemos evolucionado. Evolucionamos para ser criaturas diurnas... que no viven de noche”, dice el autor del estudio, David Plans, la cabeza de la investigación en Huma, una empresa británica de tecnología para el cuidado de la salud. “El reloj circadiano tiene una influencia mucho más fuerte en la salud de lo que pensamos”, aseguró.
Como se sabe, el reloj natural del cuerpo es responsable de fijar el ritmo de nuestro metabolismo, aprendizaje y emociones. “Ese reloj central está calibrado por la exposición a la luz y necesita recalibrarse... cuando eso falta, los efectos colaterales pueden ser realmente perjudiciales”, apuntó el responsabel del estudio.
Es así que la relación entre la hora de dormir y las enfermedades del corazón han sido relativamente subexploradas, de acuerdo con el estudio, pero “la creciente evidencia sugiere que la mala salud en el sueño está asociada con el riesgo cardiovascular”. Asimismo, se halló que el riesgo puede ser mucho mayor en mujeres, pero de igual forma se dijo que es necesario investigar más al respecto.
Plans asegura que la diferencia de género fue un “hallazgo sorprendente” de la investigación y podría ligarse al impacto hormonal de la menopausia o las diferencias endocrinas entre géneros.
Diario El Dia de La Plata