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40 AÑOS DE LA GESTA DE MALVINAS - HCD GENERAL ALVEAR.-




Introducción

El Capitán de Fragata de IM (Infantería de Marina), Carlos Robacio,
Comandante durante la batalla por Puerto Argentino, en la última semana del
conflicto, combatió al mando de 1000 valientes (800 marinos de este batallón
de la Armada Argentina y 200 soldados pertenecientes a 2 Compañías
adscriptas correspondientes a los Regimiento de Infantería Nº 3 y 6 del Ejército
Argentino). La lucha se entabló en la Colina Tumbledown y en los Montes
Sapper Hill y Williams (en las cercanías al Oeste de Puerto Argentino), contra
una fuerza combinada británica superior en cantidad de hombres y más
poderosa en armamento y tecnología, conformada por:
1-La Brigada de Royal Marines (RM) Escolta de la Reina, compuesta por Tres
Batallones, los RM 40, 42 y 45.
2-La V Brigada del Ejercito Británico, compuesta por Tres Regimientos de
Infantería, uno Galés, otro Escocés y otro de Ghurkas Nepaleses.
3-Dos Regimientos de infantería Aerotransportada (Paracaidistas), el PARA-2
(tres batallones) y el PARA-3 (tres batallones).
Los 1000 “Bravos”, enfrentaron a una fuerza de 10.000 a 12.000 integrantes.
El desempeño de la unidad fue reconocido como excepcional, incluso los jefes
británicos pidieron conocer al Comandante de esos hombres que se
asemejaban a “demonios tirando”.
El 14 de Junio a media mañana, finalmente el BIM5 inició el repliegue final
desde las colinas hacia Puerto Argentino, habían agotado totalmente la
munición de combate. Así entran a la ciudad, manteniendo en su poder la
totalidad de sus armas, con todas sus tropas encolumnadas, marchando
a paso redoblado y con el orgullo de haber combatido a la elite de las
tropas británicas como nadie hubiera imaginado.
Así finalizaba el "NO PIC NIC", como lo llamó el Brigadier General inglés Julian
Thompsom comandante terrestre de los invasores, a los sangrientos combates
ente sus tropas y nuestros Infantes de Marina.

“Señor, de aquí no me quiero ir…”

Sus jefes y compañeros lo señalaron como un ejemplo de líder. Aquel que
invitaba a conscriptos a comer con su familia y que en el frente siempre estuvo
a su lado, para acompañarlos, para defenderlos, incluso dando la vida por
ellos.
Julio Saturnino Castillo, nació el 19 de agosto de 1943 en el pueblo de
Malacara, Departamento Taboada, provincia de Santiago del Estero. Ingresó
en la Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina el 1º de agosto de 1966,
iniciando su carrera naval.

El 2 de abril de 1982 la República Argentina recuperó las Islas Malvinas y el
Reino Unido envió al archipiélago una fuerza de tareas que tenía como objetivo
expulsar a los argentinos. Ese año lo encontró a Castillo destinado en el
Batallón de Infantería de Marina Nº5 (BIM5).
Éste, con asiento en Río Grande, fue una de las unidades destacadas para
operar en Malvinas; el Suboficial Castillo integró la compañía “Nacar”. Debido a
que padecía epilepsia, durante la estadía del batallón en Malvinas Castillo
debió ser internado unos días. Al reponerse pidió regresar con su gente,
requerimiento que fue aceptado por sus condiciones de mando y valentía. Su
jefe inmediato, el Teniente de Fragata de Infantería de Marina Carlos Daniel
Vásquez, al recordarlo tiempo después reproducía las siguientes palabras del
Suboficial: “Señor, de aquí no me quiero ir hasta que no hayamos
terminado de hacer lo que tenemos que hacer… luchar…”. Este valiente
suboficial de la Armada Argentina estaba convencido que con sus acciones en
el puesto de batalla colaboraba en la recuperación de las islas.
En la noche del 13 de junio de 1982, la 4ª sección de tiradores de la compañía
Nácar del BIM5 comenzó a recibir el ataque del regimiento de la Guardia
Escocesa en Monte Tumbledown, apoyado por un intenso fuego de artillería;
ataque que fue rechazado por los argentinos. Reanudado el asalto, el enemigo
hizo pie en la zona y se inició un feroz combate pozo a pozo, hombre a
hombre.
La superioridad británica era abrumadora y aunque las tropas argentinas
abatían al enemigo seguían apareciendo más atacantes. Tres de ellos llegaron
a la posición del dragoneante Galarza y del conscripto Cerles, ultimándolos a
tiros. Al ver en la forma en que habían caído sus hombres, el Suboficial Castillo
salió de su pozo indignado disparando su arma sobre el enemigo, yendo en
auxilio de los heridos. Gritó e insultó matando a sus oponentes, hasta que cayó
muerto de un disparo en el pecho.Murió sin amilanarse, en combate, abriendo
senda y transformándose en un vivo ejemplo para los infantes de Marina.
El Suboficial Primero de Infantería de Marina (Post Mortem) Julio Saturnino
Castillo recibió la máxima mención:“La Nación Argentina al Heroico Valor
en Combate” por “Rechazar en forma individual y por propia iniciativa el
ataque de una fracción enemiga produciéndole severas bajas,
posteriormente perseguirlas y continuar combatiendo en permanente y
ejemplar actividad de arrojo hasta ofrendar su vida”.
Como homenaje, la Armada Argentina bautizó con su nombre a un aviso
incorporado a la Flota de Mar el 7 de junio de 1994.
Fue sepultado en el Cementerio de Darwin como NN, hoy, luego del destacado
trabajo de la Cruz Roja Internacional, pudieron identificarse sus restos. Una
cruz blanca con la placa identificatoria, señala el lugar donde descansa.
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