En general, las presiones atmosféricas elevadas (por encima de 1013 hPa, la media a nivel del mar) pueden tener tanto efectos positivos como negativos en la salud humana:
Efectos positivos:
Mayor oxigenación: El aire a mayor presión contiene más moléculas de oxígeno, lo que puede ser beneficioso para personas con problemas respiratorios o que viven en altitudes elevadas.
Sensación de bienestar: Algunas personas reportan sentir más energía y lucidez en días con alta presión atmosférica.
Menos dolores articulares: La mayor presión puede ayudar a aliviar el dolor en las articulaciones, especialmente en personas con artritis.
Efectos negativos:
Dolor de cabeza: La presión atmosférica alta puede desencadenar o empeorar dolores de cabeza en personas propensas a sufrirlos.
Dificultad para respirar: Algunas personas, especialmente aquellas con problemas respiratorios preexistentes, pueden experimentar dificultad para respirar en ambientes con alta presión atmosférica.
Mareos y náuseas: En casos extremos, la presión atmosférica alta puede provocar mareos, náuseas e incluso desmayos.
Es importante tener en cuenta que:
La sensibilidad a los cambios de presión atmosférica varía de persona a persona.
Otros factores como la humedad, la temperatura y la calidad del aire también pueden influir en la salud.
Las personas con problemas de salud preexistentes, como enfermedades cardíacas o pulmonares, son más propensas a sufrir los efectos negativos de la presión atmosférica alta.
En resumen:
No hay una respuesta única a la pregunta de si la presión atmosférica superior a 1030 hPa es buena o mala para los humanos.
Los efectos dependen de diversos factores individuales y del contexto específico.
Si experimenta molestias o problemas de salud durante un período de alta presión atmosférica, es recomendable consultar con un médico.
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